+ El atentado contra “Gallo Bolo”.
+ Otro espaldarazo del presidente al gober.
+ Sergio Guzmán no será Jucopo
Pura envidia de gente que no hace el delicioso en una patrulla
—Chopenjawer
Pablo Jair Ortega
Dicen que a Andrés Manuel López Obrador se le vio muy contento en su visita de fin de semana a Veracruz. Se ve que le agrada estar en el estado, pero más en el puerto.
Cada que viene dice que es paisano porque buena parte de su vida también la pasó aquí y porque la constitución local le da la “nacionalidad” veracruzana a aquellos que son hijos de padres veracruzanos, aunque hayan nacido en otro estado, como él que nació en Tabasco.
Este sábado que anduvo por la colonia Arboledas, al presidente se le notó una especie de nostalgia al volver a recordar el porqué le tiene cariño a Veracruz: habló de su bisabuela, de su abuela, de que aquí estudió.
Quizás también tenga qué ver con su admiración a Benito Juárez (quien expidió aquí las Leyes de Reforma e hizo buena parte de su gobierno) y a su pasión por la historia.
Por eso en ese evento de sábado que se trató de mejoramiento urbano, fue agudo y mandó un mensaje claro: no se trata sólo de embellecer el malecón y el centro, sino también de invertir en las colonias. De paso, se aventó otra indirecta: no todo se trata del “maldito dinero”.
Por cierto, había rumores de que iba a llegar el alcalde de Veracruz, Fernando Yunes Márquez, pero finalmente ni siquiera se presentó al lugar donde lo esperaba una protesta por parte de colonos que piden agua y que también se resuelva el conflicto sindical del desaparecido Sistema de Agua y Saneamiento (SAS).
Era obvio que las pedradas del presidente eran para los Yunes, quienes siguen aferrados a seguir plantando su bandera en la zona conurbada y a seguirse enriqueciendo con negocios inmobiliarios.
Y mire: lo que tiene el patriarca Yunes de perverso, lo tiene AMLO de mañoso.
Por ejemplo, se ve que desde hace al menos un par de años, López Obrador sabía que la familia andaba construyendo una torre en pleno centro de Veracruz. Sabía quiénes eran los constructores, a quiénes estaban ligados, pero dejó que pasara el tiempo, que se engolosinaran, se endrogaran, compraran más materiales, etc.
Y así les dio meses para que avanzaran, le pusieran más pisos, etcétera, y… ¡Mokos!… Que resulta que no le gustó al mandatario y que se pone toda la maquinaria de la Cuarta Transformeishion a operar.
Hoy, curiosamente —y ahí están compas fotógrafos de testigos— la “Torre Perrona” es atractivo “turístico” por algo así como el socavón de Puebla: por la desgracia, por la ruina, porque es una inmensa obra negra que quién sabe cuándo volverá a reiniciar, peleando contra reloj porque el salitre de las zonas costeras no perdona… pero ahí ve usted a los chavos tomándose fotos con la torre que más bien parece monumento al tráfico de influencias y a la corrupción.
Ahí está, suspendida, con oficinas enfrente donde se guarda material que quién sabe cuándo se volverá a usar.
NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: El atentado contra el subprocurador de Medio Ambiente en el estado, Ernesto Cuevas, fue una mala noticia que cimbró a Veracruz: un alto funcionario del gobierno de Veracruz había recibido la noche del viernes un balazo en la cabeza… En un principio se había manejado su muerte, pero antes de que escalara el chisme, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez atajó el asunto informando que se encuentra delicado (luego diría grave en una inusual conferencia de prensa sabatina), pero hizo una apunte necesario: el de que se debe pensar en la familia de la víctima antes de querer informar o a hacer escándalo de un caso de intento de asesinato… Ernesto Cuevas es conocido por su apodo de “Gallo Bolo” y es un tipo muy bonachón, de rancho, que le gusta andar a caballo, usar sombrero vaquero y una cachucha beisbolera con un gallo de pelea en su frente. Es un político mediador y amiguero que ha sido alcalde de una zona particularmente conflictiva como lo es Juchique de Ferrer, en la zona serrana de Misantla; también fue diputado local y ahí supo ganarse a los actores políticos de la Cuarta Transformeishion para que finalmente fuese incluido dentro del gabinete (como aquella vez que la primera bancada de Morena tenía tomado el Congreso del Estado y llegó el “Gallo Bolo” con una taquería completa para repartir de pastor a todos los manifestantes presentes por la madrugada)… Quienes lo conocen de años saben que el buen “Gallo Bolo” es de los que tienen ese espíritu de ayudar con medicamentos, sillas de rueda, aparatos auditivos, donativos a escuelas e iglesias, apoyos económicos a quienes más lo necesitan y un sinfín de bondades que no cacaraquea… La pregunta es ¿quién pudo tratar de asesinar al “Gallo Bolo” y por qué la insistencia de “matarlo” mediáticamente?
OTRA NOTA: Al inaugurar las instalaciones de la Guardia Nacional en Xalapa, López Obrador destacó que “en Veracruz hemos avanzado mucho” y añadió: “un buen servidor público es que el actúa con honradez (…) un buen gobierno depende en un 99% en el manejo honrado del presupuesto. (…) Si se tiene gobernantes honestos, hay garantía de que va a garantizarse el bienestar”. En ese sentido -subrayó- “cuando hay una línea divisoria entre gobierno y delincuencia, eso ayuda mucho. (…) En Veracruz se toleraba la delincuencia y la gente padecía mucho. (…) En Veracruz se toleraba a la delincuencia y la gente padecía mucha violencia, muchos secuestros”. “Ahora -agregó- hay un gobernador honesto como Cuitláhuac. Eso es lo mero principal. Veracruz padeció de malos gobernadores, mediocres, ladrones. Y por eso la gente sufría. (Y ahora) la gente en Veracruz está esperanzada, porque la autoridad está dando un buen ejemplo”.
LA ÚLTIMA PORQUE HAY QUE MADRUGAR PARA LA MAÑANERA: Que Sergio Guzmán Ricardez, exalcalde de Agua Dulce y diputado local por el distrito de Coatzacoalcos Rural, no será presidente de la Junta de Coordinación Política; si acaso, le darán un periodo en la Mesa Directiva. Eso se comenta en los pasillos del Congreso del Estado.