El peligro de ser mujer en Veracruz, así tituló su artículo de opinión el Senador Héctor Yunes Landa.
Si bien tiene un harto de verdad su texto, se lo recomiendo, además de que es preocupante, creo que le sobra en su título “en Veracruz”. Yendo más lejos, creo que es una vergüenza que las mujeres vivan en una condición de peligro, no sólo en esta entidad, o en Puebla, o en Tlaxcala, o en la Ciudad de México… en cualquier parte del país.
Es cierto, casi todos los días, si tenemos la mala suerte de caer en la nota roja de cualquier periódico, hemos de descubrir la muerte de una mujer.
La responsabilidad de nuestras autoridades quizás se pueda dividir en dos:
a.- Por un lado, en la investigación y por ende, en la impartición de justicia y la aplicación de la Ley, tanto para la víctima como para su victimario.
b.- Por otro, en la aplicación de políticas públicas para erradicar la violencia de género, que pueden ir desde oficinas públicas y privadas, escuelas…
En el punto “a”, lamentablemente, es una medida reactiva, es decir, se actúa ante un hecho y lamentable en su caso.
El punto “b”, aunque parezca increíble, al menos en este sexenio, el de Enrique Peña Nieto, hay programas y planes en pro de erradicar la violencia de género que igual se extendieron a entidades y municipios… pero pareciera que no permearon, no resultaron, fallaron.
¿Por qué?
II
Hace más de una semana que empezamos a usar en casa, una aplicación interesante. Se llama Life360. ¿En qué consiste? Básicamente lo puedo resumir así: Me dice si ya llegó la mujer al trabajo, si la hija llegó a su oficina o por dónde vuela mi suegra… uno genera con esa aplicación un círculo (yo hice el de “Familia”) y lo mejor es que puedo integrar a mis parientes que están en la Ciudad de México y a los que están en Xalapa sin ningún problema porque cuando alguien llega a un destino, la aplicación me avisa.
Por supuesto, a muchos no les agrada esta aplicación porque de cierto modo, se sienten vigilados, espiados u observados… un integrante de la familia de plano no aceptó integrarse al círculo… por ende, no bajó la aplicación. Otro, se molestó porque sintió invadida su privacidad… es complejo el interés de la seguridad por la familia.
La aplicación igual avisa que la batería de tu familiar se está agotando y recomienda que le hables para que cargue su celular.
En lo particular, me gusta esta aplicación y hubo una ocasión en la que mi hija, saliendo de su trabajo, tardó un poco más de lo habitual. Me dirigí a la aplicación y vi que tenía un largo rato situada a la altura de Los Berros, un parque de Xalapa. Le hablé y me dijo que había mucho tráfico, que en ese momento, el taxista decidía tomar otro rumbo y fue así… la aplicación de inmediato me dio la nueva ruta: Circuito Presidentes, y todo volvió a la normalidad. Vamos, a lo que llevamos de usarla, ¡sirve!
III
Platico con la mujer y le pregunto: ¿Cuál era la referencia negra de los feminicidios en México? ¡Ciudad Juárez! Sí, “era”. ¿Qué pasó? ¿Cómo es que de repente, dejamos de hablar de “las muertas de Juárez” y nuestras pláticas sobre este tétrico tema se concentran en Tlaxcala, Puebla, Ciudad de México, Veracruz?
Bueno, primero habría que entender que lo ocurrido en Ciudad Juárez, además de feminicidio, pudo tratarse de otra cosa, más cuando sus víctimas (contabilizadas hasta 700 aproximadamente) en un periodo de diez años si no mal se recuerda, oscilaban entre 15 y 22 años la mayoría.
No quiere decir que ya no haya feminicidios en Ciudad Juárez, simplemente dejó de hablarse de ello, como si el problema se hubiera trasladado a otro lugar.
Y comentaba al principio que si bien, Héctor Yunes Landa tiene mucho de razón en sus comentarios, creo que deja de lado uno esencial más allá de la labor de las autoridades encargadas de investigar y aplicar justicia, así como de las que se encargan de políticas públicas… no pueden remendar hoyos en la casa. Hay que preguntarnos si preferimos seguir exigiendo investigaciones y expedientes, o acabar desde la raíz con la “cosificación” que desde casa se hace de la mujer… o en un momento dado, trasladar el problema a otro estado.