La captura y mutilación de mantarrayas es realizada por personal del departamento de Ecología del Ayuntamiento de Huatabampo
Ambientalistas en Sonora denunciaron la mutilación de cientos de mantarrayas a las que les cortan el aguijón para evitar accidentes con turistas en las playas de Huatabampo en el periodo de vacaciones de Semana Santa.
Aunque es una práctica común y que ya ha sido denunciada ante las autoridades ambientales, la indignación de los defensores de animales no se hizo esperar a través de una campaña en redes sociales.
Los cibernautas señalan que se trata de una práctica de maltrato animal pues se daña la integridad de la especie en la zona de la playa de Huatabampito, en el municipio de Huatabampo.
En este caso, la captura y mutilación de mantarrayas es realizada por personal del departamento de Ecología del Ayuntamiento de Huatabampo.
El gobierno municipal ha argumentado que la medida es de precaución ante los miles de vacacionistas que visitarán el destino turístico durante la Semana Santa.
Elizabeth Guerrero Moreno, de la coordinación de Ecología, señaló que la preocupación del gobierno municipal es tener una playa limpia y segura para los turistas.
La funcionaria municipal aseguró que las mantarrayas a las que se les quita el aguijón no sufren daño pues “el mismo se regenera”, pero por otra parte la medida ayuda a prevenir picaduras que es uno de los principales accidentes en las playas en temporada vacacional.
Los ciudadanos opinan que esta medida atenta contra la fauna marina y la conservación de esta especie en su hábitat natural, pues las mantarrayas utilizan el aguijón como mecanismo de defensa, mientras que la regeneración tarda entre cuatro y seis meses.
No es la primera vez que los ambientalistas protestan por la costumbre de mutilar a los animales. En 2019, se subió a la plataforma change.org una petición para que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) tome medidas de protección a la mantarraya.
“Se está sobreponiendo por encima el beneficio a la entrada de turismo y comercio”, se lee en el cuerpo de la petición que recabó más de diez mil firmas hace cuatro años.
“Debemos de ser conscientes de que el mar es su hábitat natural y nosotros estamos invadiendo. Nadie tiene derecho a violar la integridad física y someter ante estrés a una especie. Tenemos que tener en cuenta que el aguijón es una parte del cuerpo, que si se quita, se considera mutilación”, dice el argumento de los ambientalistas.
En su momento, la dependencia federal atendió el caso, pero no se tomó ningún tipo de medida para acabar con la costumbre.
La práctica continúa realizándose año tras año, especialmente en esta temporada en que las mantarrayas se acercan a la orilla de la playa buscando las aguas cálidas.
De acuerdo con información de la Secretaría de Salud de Sonora, la mantarraya es un organismo marino no necesariamente agresivo. Sin embargo, al ser pisado por el humano puede desencadenar el pinchazo y encajar el aguijón provocando importante sangrado en el área.
La piel puede sufrir cambios físicos hasta alcanzar una coloración grisácea, posteriormente azulada y por último rojiza.
En ocasiones el choque del aguijón de esta especie marina puede provocar desmayos, sudoración, náuseas, diarrea, hipotensión, taquicardia, parálisis muscular, entumecimiento o dificultad para respirar.
Las manifestaciones físicas van desde dolor tipo punzante inmediatamente después de la picadura, alcanzando su máxima intensidad en los 90 minutos posteriores al contacto y persistir hasta 48 horas disminuyendo gradualmente.
Con información de: El Financiero