Las muertes en el país por el virus superan las 142.000, mientras el número de contagios sigue en ascenso con casi 19.000 en el último día.
México continúa rompiendo trágicos récords. El país ha registrado este martes un nuevo máximo diario de fallecidos por covid-19 con 1.584 en las últimas 24 horas. Hace solo una semana que se había llegado al punto álgido con 1.314 muertos. Desde el inicio de la pandemia, el país acumula 142.832 decesos, lo que convierte a México en el cuarto país del mundo con más fallecidos por la enfermedad. El número de contagios también sigue ascendiendo, con 18.894 en el último día, y son ya más de 1,6 millones de casos en total. La letalidad está en el 7%, según las cifras oficiales.
En una conferencia en la que se ha tratado de mantener el tono sosegado, la Secretaría de Salud ha mostrado de nuevo cifras de alarma: la tasa de positividad está en el 44%, hay más de 100.000 casos activos (es decir que contrajeron la enfermedad en los últimos 14 días) y la ocupación hospitalaria en seis Estados está por encima del 80%. Mientras, la vacuna llega a cuentagotas.
Ante el momento crítico que atraviesa la pandemia en el país —México lleva 12 días con más de 10.000 casos diarios—, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha anunciado hoy que va a recurrir a las vacunas rusa y china para cubrir la escasez de vacunas de Pfizer. La farmacéutica estadounidense va a enviar solo la mitad de los lotes previstos para este mes por obras de ampliación en su planta de Bélgica.
Además, la Administración mexicana ha asegurado que ese imprevisto se añade al exhorto de Naciones Unidas para que los países que ya han podido acceder a las dosis pospongan las entregas para que Estados con menos recursos también puedan recibir vacunas. “Las consecuencias pueden ser nefastas si no conseguimos que la vacuna llegue de forma más o menos sincrónica entre los países porque la epidemia seguirá activa”, ha dicho el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell.
El Gobierno ha detallado este martes que espera la llegada de casi 21,4 millones de dosis entre enero y marzo, para inmunizar a más de 14 millones de habitantes durante ese periodo con cuatro prototipos diferentes. Dos tercios vendrán de Rusia y China, mientras que el resto se completará cuando se regularice la producción de Pfizer y empiece la distribución de la vacuna de Oxford y AstraZeneca. “Lo más difícil es tener la vacuna en febrero y marzo, y consideramos que para abril y mayo ya vamos a tener suficiente”, ha señalado hoy el presidente.
López-Gatell ha actualizado por la tarde las cifras de vacunación: 498.122 dosis aplicadas, todas ellas a personal médico, y 9.609 de estos trabajadores ya han recibido el tratamiento completo, es decir, dos dosis. Una de las principales preocupaciones, tras el retraso de la vacuna de Pfizer, es terminar de inmunizar a aquellos que ya han recibido la primera dosis. La farmacéutica recomienda 21 días de espacio entre ambas inyecciones, el Gobierno mexicano busca evidencia que les permita diferir las aplicaciones hasta 42 días.
Ocupación hospitalaria del 60%
El país tiene ahora mismo de media el 60% de las camas generales ocupadas y el 53% de las que cuentan con ventilación. Hay ocho estados con más del 70% de ocupación hospitalaria, entre los que están Ciudad de México con el 89% o Guanajuato ya también con el 87%; le siguen muy de cerca Estado de México (85%), Hidalgo (84%) y Puebla (82%). Hay otras 10 entidades que se mantienen entre el 69% y el 50%, y 14 por debajo de esta mitad de la ocupación.
El pasado viernes, la Secretaría de Salud presentó el mapa con el semáforo epidemiológico que ilustraba la gravedad de la situación: solo dos Estados están en color amarillo, riesgo medio, y nada más que Campeche en color verde. Esta segunda ola está golpeando todavía con más fuerza al país. Las imágenes de colapso sanitario, que prácticamente se evitaron en los primeros meses de la pandemia, llegan desde distintos puntos de la República. La situación es crítica especialmente en la zona del Valle de México, donde se ha recrudecido la búsqueda de oxígeno de pacientes que buscan tratarse en su cama ante la saturación de los centros médicos.