Los operativos de la Sedena se han intensificado tras la detención del líder criminal
Doce días han pasado desde que Ismael «El Mayo» Zambada fue capturado en los Estados Unidos, y la respuesta del ejército en sus territorios en Sinaloa no se ha hecho esperar. En estas zonas, donde el icónico capo del narcotráfico ejerció su control durante años, las operaciones militares han cobrado una frecuencia inusitada, transformando la calma de estos parajes y pueblos en un escenario de constantes incursiones.
El pasado sábado, en uno de estos operativos, cinco personas, presuntos miembros de la facción criminal liderada por el conocido «señor del sombrero,» perdieron la vida. Este apodo se deriva del distintivo sombrero que Zambada presuntamente solía portar, un símbolo que ha trascendido como emblema de su poder y estatus dentro de la cultura del narcotráfico. El sombrero, al igual que las icónicas pizzas de La Chapiza o Los Chapitos, se ha convertido en un sello distintivo de la identidad criminal en la región.
El ambiente tenso alcanzó su clímax la tarde del lunes, cuando una persecución culminó en el hallazgo de una motocicleta abandonada en un dren y una camioneta Amarok azul, sin placas de circulación. Dentro del vehículo se encontraron chalecos tácticos, ropa, gorras y los característicos sombreros con las iniciales MZ, simbolizando la pertenencia al círculo cercano de Zambada. MZ son las iniciales Mayo Zambada.
Mensajes difundidos en redes sociales alertaron a la población sobre un intenso intercambio de disparos y una persecución que se extendió por varias comunidades, finalizando en Pueblo Nuevo, perteneciente a la sindicatura de Costa Rica, al sur de Culiacán. Este enfrentamiento sembró el pánico entre los habitantes locales, quienes vivieron momentos de terror mientras el tiroteo resonaba en las calles.
La evidencia encontrada en la camioneta abandonada sugiere que sus ocupantes estuvieron involucrados en un enfrentamiento directo con las fuerzas militares, seguido de una frenética persecución.
Con información de: El Heraldo de México