By - Utilizan a los Tuxtlas como trampolín político|
- Engaños y más engaños a la gente necesitada.|
San Andrés Tuxtla|
Se ha cumplido una semana de que Javier Duarte de Ochoa, solicitara licencia para separarse del cargo de gobernador, argumentando que enfrentaría la serie de acusaciones y señalamientos que han hecho en su contra y que a decir de él, no tienen fundamento y son puras calumnias, por lo que dijo va a enfrentarlas.
Sea una determinación de él, una instrucción gubernamental del centro del país, donde se dice los Pinos le cerraron la puerta, o simplemente porque así convenga para disminuir la imagen que se tiene de los gobiernos priistas, que han provocado entre otras cosas que ese instituto político perdiera las pasadas elecciones para designar a quien lo sucederá.
Lo cierto que de esta situación solo adelantó el hecho que era innegable, descubrir fríamente que el “sexenio de los Tuxtlas”, solo fue el título de varios de los encabezados de los medios que lo emplearon para denotar algo que para muchos era la ilusión de que cambiaran las cosas en esta zona y que como se pudo ver no se cumplieron.
La infraestructura carretera que sería tal vez el punto detonante de la economía en la zona, solo quedó en varias primeras piedras que se han colocado y que a decir de un empresario de la zona, “al paso que van mis nietos verán la obra concluida” pues esta piedra ha sido colocada por el Gobernador, diputados y otros funcionarios que solo se toman la foto.
Esto se debe principalmente a que la región ha servido en los últimos cien años de trampolín político, donde las promesas llegan al por mayor y que cuando se encuentran en el poder, simplemente se olvidan o niegan que lo dijeron a pesar que existen en la actualidad grabaciones y videos que lo puedan demostrar.
Así se pueden enumerar un centenar de estas promesas que se han quedado en eso, pues no se ha logrado aterrizar obras como las prometidas, una de ellas la reapertura de una importante factoría cerrada por falta de rentabilidad, el ingenio San Francisco, que durante campaña el diputado federal Jorge Carvallo Delfín, ofreciera su apertura.
Han pasado ya casi dos años de esas promesas y hasta la fecha no se ha visto nada de ello, pero además, al cuestionarlo sobre el particular, respondió a los periodistas que él nunca se comprometió con nadie para lograr esta reapertura, por lo que sería otra de las propuestas que solo sirvieron para agenciarse votos en campaña.
Ahora se está dando otra promesa por parte de él y su camarada Julián Organista, el Bule, quienes han acudido hasta las instalaciones de la fábrica de refrescos Coyame, la cual tiene más de cinco años de permanecer cerrada y ahora como bandera han prometido su reapertura, para la cual hay un deseo generalizado que se abra nuevamente.
Sin embargo, muchos afirman que podría quedar en solamente promesas, pues se sabe que existe un litigio que ha mantenido empantanadas las negociaciones para que esta factoría abra sus puertas nuevamente, dando trabajo a decenas de familias que vivían de lo que ganaban en el lugar, cosa que han perdido por la falta de funcionabilidad de la empresa.
La pobreza e ignorancia de algunas personas son quizás los principales factores que ha provocado que se tengan tantas promesas incumplidas, abusando los políticos de todos los partidos de esta zona para convertirse en funcionarios de diversos niveles, desde alcaldes, hasta diputados y gobernadores, que han abusado de eso para llegar al poder.
Aún hay tiempo para que se retome lo prometido y se realice un trabajo acorde a las necesidades de la población, pues la gente está cambiando y seguramente en lo sucesivo les costará mucho ofrecer apoyos sin que los cumplan antes de llegar al poder, porque saben ya que muchos de ellos solo prometen y no regresan.
