Tendiendo una lona sobre un carril de la avenida Enríquez en la que expone la necesidad de promover la lectura, Antonio, “el librero ambulante” pidió en la entrada del palacio municipal de Xalapa que los inspectores de Comercio le devuelvan los libros que le decomisaron el pasado 10 de agosto cuando se encontraba vendiendo en la calle Nicolás Bravo, cerca de la calle Zaragoza.
“La prepotencia con la que lo tratan a uno hace que uno defienda sus derechos. Tenía poco más de una hora que me había puesto y con trabajo porque eran bastantes libros”.
Aseguró que los inspectores le notificaron que no podía vender en la vía pública, sin embargo se resistió tratando de evitar que lo retiraran, provocando que los inspectores pidieran el apoyo de la Fuerza Civil, quienes tras otro intento de resistencia lo trasladaron al cuartel de San José.
“Les dije que me dejaran vender algo y que me dejaran buscar otro lugar, se pusieron pesados. Llegó una camioneta, me defendí y fui a caer a San José”.
Dijo que le cobran una multa por los golpes a la autoridad, además de la multa por vender en la vía pública.
Leyendo la “ley del libro” que redactó él mismo en la que justifica la venta de libros en las calles para buscar lectores a fin de evitar que las personas sean pasivas ante los cambios sociales, el vendedor pidió de esta forma que les sean devueltos los diferentes títulos que le fueron confiscados.
FUENTE: VERSIONES
“La prepotencia con la que lo tratan a uno hace que uno defienda sus derechos. Tenía poco más de una hora que me había puesto y con trabajo porque eran bastantes libros”.
Aseguró que los inspectores le notificaron que no podía vender en la vía pública, sin embargo se resistió tratando de evitar que lo retiraran, provocando que los inspectores pidieran el apoyo de la Fuerza Civil, quienes tras otro intento de resistencia lo trasladaron al cuartel de San José.
“Les dije que me dejaran vender algo y que me dejaran buscar otro lugar, se pusieron pesados. Llegó una camioneta, me defendí y fui a caer a San José”.
Dijo que le cobran una multa por los golpes a la autoridad, además de la multa por vender en la vía pública.
Leyendo la “ley del libro” que redactó él mismo en la que justifica la venta de libros en las calles para buscar lectores a fin de evitar que las personas sean pasivas ante los cambios sociales, el vendedor pidió de esta forma que les sean devueltos los diferentes títulos que le fueron confiscados.
FUENTE: VERSIONES