El brazo es una de las extremidades en la que los golpes se notan más y son más dolorosos.
Es una zona con mucho menos músculo y eso provoca que esté menos protegida ante posibles impactos.
Si las molestias persisten durante varios días, es posible que una persona desarrolle el síndrome del túnel cubital.
Cuando nos damos un golpe en el codo, una especie de calambre recorre todo nuestro brazo y es bastante doloroso. Es posible que, de las extremidades con las que el impacto es más fuerte y se percibe más, sea de las más sensibles a los golpes y su efecto se note más.
El nervio que provoca el ‘calambrazo’ en el codo
La razón por la que sentimos un calambre cuando nos golpeamos el codo es un nervio. En concreto, se trata del nervio cubital, un grupo de fibras sensibles que comienza en la espina dorsal, se ramifica en el hombro y por todo el brazo y termina en las manos. De hecho, esta ramificación se extiende hasta el dedo meñique.
Según la intensidad del golpe, simplemente puede percibirse un cosquilleo o, por el contrario, un fuerte calambre que se extiende desde donde se localiza este nervio a toda su ramificación, llegando a la mano. También depende del punto en el que se produzca el impacto, puesto que este nervio se encuentra en un ángulo muy concreto y tampoco es nada fácil que justamente el golpe se haya dado en la zona en la que se encuentra este grupo de fibras sensibles.
De hecho, el efecto es mucho más importante cuando coincide en este ángulo del nervio porque este queda aplastado fruto del golpe.
El impacto aún se percibe más por el hecho de que, en esa zona, hay mucho menos músculo, por lo que los huesos quedan menos protegidos y pueden ser más propensos a una lesión.
Durante unos segundos, el dolor es fuerte y la zona parece que se adormece, algo que se extiende, en consecuencia, a todo el brazo. Sin embargo, en cuestión de pocos minutos, es muy habitual que el dolor desaparezca.
El síndrome del túnel cubital
Cuando el dolor que se produce en esta zona se extiende durante días, aparecen los primeros indicios de un posible síndrome del túnel cubital. Se trata de una patología en la que la incomodidad y el incordio que genera la sensación de tener dolor y cosquilleo en el brazo no es una cuestión pasajera, sino que se vuelve frecuente y habitual.
A priori, se evitan las intervenciones quirúrgicas para evitar este problema. El remedio que se intenta poner en esta situación es evitar doblar los brazos cuando sea innecesario y hacer reposo. Por ejemplo, si una persona tiende a dormir con los brazos cruzados, es algo que, con este síndrome, no puede producirse. A esto hay que añadir diferentes ejercicios para aliviar el dolor, también para que no se pierda sensibilidad ni fuerza en el brazo. Además, es muy posible que sea necesario ir al fisioterapeuta.
Debido al dolor, puede que un médico incluya en el tratamiento la toma de algún antiinflamatorio para aliviar el dolor o incluso no se descarta, en algún caso, la infiltración de esteroides.
Si este dolor persiste y se alarga durante demasiados meses, es entonces cuando aparece la opción de pasar por el quirófano, pero no es una operación sencilla, ya que se trata de actuar sobre un nervio que se ha visto afectado.