Las protestas que resuenan a nivel nacional son contra el alza de gasolinas y no hay manera de negarlo: ha sido el golpe más fuerte que ha sentido la población mexicana durante la administración de Peña Nieto.
No hay manera de justificar o minimizar lo anterior: es un golpe directo a la clase media, a la trabajadora, a la que sostiene este país y prácticamente ha sufrido todos los embates: los aumentos en la canasta básica, los muertos por la guerra encarnizada por una mala estrategia de combate al narcotráfico, el desempleo, la quiebra de la industria petrolera, los abusos de la clase política, el encarecimiento general de productos, la falta de orden en los servicios públicos y la corrupción en general.
En Veracruz no sólo tenemos que fletarnos esta nueva bronca traída por la cúpula tecnócrata más interesada por entregar buenas cifras macroeconómicas que en la de estar del lado de los mexicanos jodidos. No, también tenemos que lidiar con los despidos masivos que se están suscitando en el Gobierno de Veracruz y están dejando a cientos a sin sustento para sus familias. A la vez la arrogancia con la que el tema está siendo ignorado por la nueva administración encabezada por el gobernador Yunes Linares.
Pero la peor arrogancia viene por parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que parece que ya se le olvidaron las causas sociales que dice abanderar y trata de defender lo indefendible: el aumento del precio de la gasolina, como si fuese algo bueno, algo benéfico para el país… ¿Pos en qué chingada realidad viven?.
A Enrique Peña, en los recientes días, le recordaron que ha faltado a su palabra que no sólo empeñó como candidato, sino también como presidente, al asegurar que se acabarían los gasolinazos que nos venían recetando con los aumentos mensuales. Ahí están los testimonios visuales de cómo prometio que esto ya no será un golpe a los bolsillos de la economía popular. Hoy también nos anuncian aumento en la tarifa de energía eléctrica, que -según Peña- también sería más barata con la Reforma Energética.
Peña Nieto y a su gabinete económico viven lejos de la realidad y así lo han demostrado: las protestas en al menos 11 estados y diversos puntos en la entidad veracruzana -más allá de si son movidas por partidos políticos- es el reflejo del descontento social que ha ocasionado.
Lo más patético ha sido la respuesta del presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza, quien al parecer no le termina de caer el veinte de que ya no es director de la Comisión Federal de Electricidad y es el dirigente de un partido que usa la causa social como bandera. Se olvidó del partido y sigue celebrando como si fuese parte del gabinete.
Aquí en la aldea claro que al Gobierno de Veracruz no le interesaría para nada calmar las protestas que se han suscitado a lo largo de la entidad. No es problema suyo y sí le pega mucho a su enemigo natural: el PRI. No habría entonces motivos para meter orden al estado y se podría decir que hasta se van a hacer de la vista gorda para que se siga incendiando el estado, aunado al discurso de la crisis que se vive en Veracruz por la falta de recursos y el saqueo de la administración anterior.
Quienes han capitalizado el asunto han sido los grupos políticos ligados a la izquierda, como Morena, el PT y PRD, pues saben que esto les pueden rendir bastante frutos para las elecciones del 2017 y 2018. En el caso del PAN, no se han podido deslindar del todo, porque muchos de sus diputados también aprobaron dicha reforma.
También aquí en la aldea, mientras Yunes quería realzar una captura importante de supuestos delincuentes, mataron al dueño del popular restaurante de carnes “El Tlacuache”, en Gutiérrez Zamora, y de paso se aventó la puntada de que en Veracruz sólo se roban 100 pesos y coca-colas, minimizando los hechos violentos de delincuentes que supuestamente están temblando de miedo en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, donde han ido en aumento los asaltos a mano armada.
Sí, ya no roban Frutsis ni Pingüinos… ¡Qué alivio! ¡Chido!.