
Pese a que en años anteriores el lugar se abarrotaba, la falta de asistentes evidenció su enojo ante un mal manejo de la emergencia

El tradicional encendido del árbol navideño dejó este año una imagen inesperada: la plaza principal prácticamente vacía y el alcalde Fernando Remes observando desde el balcón del Palacio Municipal de Poza Rica, en Veracruz.
El acto, que en otros años congregaba a familias enteras, se convirtió en un escenario de ausencia ciudadana. Mientras las luces del árbol se encendían, el espacio público permanecía desierto, proyectando un contraste entre la intención festiva y la realidad política. La invitación se extendió, pero los pozarricenses optaron por castigar al munícipe.
La falta de asistentes evidenció el distanciamiento entre la ciudadanía y la administración saliente. Hay enojo por lo que consideran fue un mal manejo de la emergencia durante las lluvias de octubre que dejaron inundaciones y víctimas mortales.
Reprochan la falta de un llamado a tiempo que alertara a la población sobre la inundación que arrasó con viviendas cercanas al bulevar ribereño.
La figura del alcalde, aislado en lo alto, reforzó la percepción de la indiferencia de los pobladores a su autoridad. El encendido, que suele ser un acto de unión y esperanza, se transformó en la metáfora de una soledad oficial, a unos días de que culmine la administración municipal.
Con información de: Excelsior


