Con muros «lagrimeando» y apuntalando de cero; así avanza el rescate de los mineros en Coahuila
Los mineros que trabajaban en la mina que se derrumbó la semana pasada en Sabinas estuvieron en riesgo desde el primer momento que entraron a esta. Ahora, los especialistas que pretenden rescatarlos se enfrentan a los mismos peligros y además a una labor que ha sido denominada por ellos mismos como titánica.
Las brigadas volvieron a entrar al pozo de carbón número cuatro, el cual está ubicado en el estado de Coahuila. La estrategia que siguen es la de limpiar la zona para así poder determinar si hubo sobrevivientes.
“Hay un enjambre de estas maderas”, fueron las palabras con la que uno de los rescatistas explicó a los familiares de los 10 atrapados en el lugar sobre el estatus de la zona.
El pozo derrumbado se encuentra en la mina la cual ya había sido explotada durante años. Los lugareños y trabajadores que han sabido de ella la definen como una zona ampliamente explotada.
El rasgo que mayor preocupación debió causar, aseguran, es que las paredes «lagrimeaban», término usado para denominar que había filtraciones de agua a través de los muros.
Esto, comentan, es signo de que hay bancos del líquido cerca, lo cual pone en riesgo no solamente la operación, sino la seguridad de los mineros, ya que un mal golpe, un temblor o cualquier otro movimiento puede ocasionar algún derrumbe como el ocurrido el miércoles de la semana pasada.
Los cuatro pozos que se encuentran en este punto están intercomunicados, lo cual complica las labores, ya que hasta el momento se desconoce dónde se encuentran los hombres atrapados.
Tras las inmersión de los buzos de las Fuerzas Especiales de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) en el Pozo 3 de la mina «El Pinabete» en el municipio de Sabinas se encontraron obstrucciones y poca visibilidad. En el descenso se detectaron escombros, polines de madera, tramos de mangueras y agua con lodo.
Estas condiciones sólo permiten una visibilidad de 10 centímetros de las luces estroboscópicas, señaló una fuente del Ejército a El Heraldo de México. Dijo que los buzos rescatistas sólo tienen 1.6 metros de margen de maniobra dentro del Pozo 3.
Aseguró que en la mina se realizan trabajos de extracción de agua, y que se sumaron acciones de retiro de escombros y reforzamiento de la estabilidad de la mina.
«El espacio en el túnel ya no permite avanzar, las galerías se encuentran obstruidas», comentó.
Cada hora elementos de la Coordinación Nacional de Protección Civil y de las Fuerzas Federales monitorean los niveles de agua y explosividad en la mina para asegurar un acceso seguro a los rescatistas en las próximas horas.
La estrategia que llevan a cabo los rescatistas se centra en la entrada a la mina a 60 metros de profundidad. Una vez abajo, los especialistas procederán a apuntalar este punto y además remover las maderas que se concentran en la zona.
Se prevé que los expertos entren por diversos puntos; no obstante, el agua se ha concentrado en diversas cantidades en cada uno de los pozos. Una vez reducido el riesgo, el personal buscará desplazarse por las galerías para para determinar si alguno de los mineros pudo haberse salvado.
“No los vayan a dejar bien allá abajo”, dijo uno de los familiares.
Con información de: El Heraldo de México