¿Qué es lo mejor que puedes hacer con una ampolla? ¿Reventarla? ¿No hacer nada? ¿Con qué opción puedes salir ‘menos’ derrotada?
En general, no hagas nada a las ampollas pequeñas o las que quizá no revienten solas. Es menos probable que se infecten si conservan intacto el recubrimiento, y si les das tiempo para formar nueva piel debajo del cojín protector de líquido.
Si la ampolla es grande, o está donde ejerce presión, extrae el líquido en forma correcta. Pero no revientes una ampolla de quemadura, pues si lo haces podría infectarse.
Déjala ser
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Deja a la ampolla intacta, y si va a reventar, que lo haga sola. Mantenla limpia (agua y jabón). Puedes untarle petrolato puro, como vaselina, u otro emoliente para minimizar la fricción.
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Si la ampolla debe o no cubrirse, y en qué momento, depende del lugar donde está; si es probable que vaya a reventar, cúbrela con un emplasto adhesivo que cambiarás por lo menos una vez al día. Si no es probable que reviente, lo mejor es dejar que le dé el aire.
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Protege la ampolla con una almohadilla suave y adhesiva de venta en las farmacias. Déjala pegada dos días y luego quítala con cuidado para no arrancar la delicada piel.
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En la noche quita todo con lo que hayas cubierto la ampolla y déjala ventilarse, así acelerarás la cura. Pero si está en una zona expuesta y es probable que roce con la ropa de cama, mantenla cubierta con una gasa ligera.
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Aplica crema de caléndula, tradicional remedio para las heridas. Manten limpia la crema cubriéndola con un parche adhesivo o con gasa.
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Si no consigues crema de caléndula, aplica gelatina de sábila (aloe vera) en la ampolla y cúbrela con un emplasto. Cerciórate de usar la gelatina pura de la planta (corta una hoja y exprime la gelatina de su parte media), pues los productos manufacturados pueden contener alcohol, que reseca.
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Prueba la preparación H. Quizá no sea el uso normal de una crema para las hemorroides, pero contiene ingredientes que alivian el dolor y el ardor, además forma una capa que protege la piel.
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Alivia el dolor y el ardor con una franela húmeda. Empapa la franela en agua fría, exprímela y colócala sobre la ampolla.
Si se revienta por accidente…
Lava la ampolla con agua y jabón. Aplica una crema o un gel sanativos y cúbrela con un emplasto y trata la zona de piel viva con una mezcla elaborada con una parte de aceite de árbol del té y tres partes de aceite vegetal.
Ayudará a eliminar las bacterias y prevendrá la infección.
Practica el arte de extraer el líquido
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No extraigas el líquido de la ampolla si no es indispensable, sea porque es muy grande o porque de halla donde es inevitable ejercer presión.
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Esteriliza una aguja. Con unas pinzas para depilar sostén la aguja mientras la calientas a fuego directo durante unos tres segundos, hasta que se ponga al rojo vivo. Déjala enfriar. Limpia la ampolla con fenol o con un antiséptico como Betadine.
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Desdobla una almohadilla de gasa estéril y colócala suavemente sobre la ampolla. Perfora la orilla de ésta deslizando la aguja de lado. Exprime con cuidado el líquido presionando con la gasa. Asegúrate de no desagarrar o eliminar esa capa de piel, pues protege a la piel viva y extremadamente sensible que se encuentra debajo.
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Aplica una crema antiséptica y cúbrela con un emplasto. También puedes cubrir con Second Skin, un emplasto para ampollas fabricado por Spenco: consiste en una capa húmeda y similar a la gelatina que amortigua la presión y reduce la fricción. Puede cortarse al tamaño y pegarse en el lugar afectado. Cámbialo dos veces al día.
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Si luego la ampolla se llena otra vez de líquido, extráelo como ya se indicó.
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Aplica una mezcla de vitamina E y crema de caléndula para que la piel sane más rápidamente. La vitamina E viene en cápsulas: abre una y mezcla cantidades iguales de vitamina y aceite de caléndula. Cubre la ampolla con la mezcla. Repite la operación cuantas veces sea necesario hasta por una semana.