“Si no busco yo a mis hijos, nadie lo hará”: Ceci Flores, fundadora de las Madres Buscadoras de Sonora

“Si no busco yo a mis hijos, nadie lo hará”: Ceci Flores, fundadora de las Madres Buscadoras de Sonora

El Heraldo Digital habló con la activista cuyo éxito implica el más triste de los desenlaces: encontrar a un familiar muerto

En el año 2015, Alejandro Guadalupe desapareció por la inseguridad que continúa azotando a México, desde el primer momento en el que no llegó a casa, su madre, Cecilia Flores, supo que no podía quedarse esperando a que un Estado ineficaz se responsabilizara de la tarea de encontrarlo, por lo que decidió salir a las calles a buscar alguna pista que le señalara el camino hasta él. Pero en lugar de encontrarse más cerca de poder aliviar su dolor, éste se hizo más grande cuando en 2019 Marco Antonio y Jesús Adrián, también hijos de Ceci, tuvieron el mismo destino que su hermano.

Fue en ese momento donde la vida que Ceci conocía se desmoronó por completo para convertirse en un oscuro río donde la corrupción y la violencia la golpeaban como agua fría, helándole el alma. Y en medio de aquella agonía supo que debía ser ella quien saliera al desierto para encontrar, por lo menos, los restos de sus amados para así hacerles justicia.

Saliendo de aquella desesperación para respirar el aire de la rebeldía pudo unir su dolor para fundar el colectivo de las Madres Buscadoras de Sonora, en donde más allá de difundir las fichas de desaparición de aquellas víctimas de violencia, su principal misión consistiría en salir a las calles, los desiertos y las fincas a buscar cualquier resto humano para así poder entregarlo a los brazos de sus familias.

Las mamás que perdemos un hijo nos quedamos muertas en vida porque se nos acaba la fuerza, se nos acaba la esperanza de que ellos vuelvan a casa conforme pasan las horas, los días y, en mi situación, los años… años sin saber dónde están mis hijos, confiesa la madre buscadora Cecilia Flores.

El colectivo de las Madres Buscadoras de Sonora es un grupo de mujeres (y familias) que se han unido para buscar a sus seres queridos desaparecidos en el estado de Sonora, México. Estas mujeres, muchas de ellas madres que han perdido a sus hijos, han decidido tomar las riendas de la búsqueda de sus familiares ante la ineficacia del Estado mexicano en la investigación y el esclarecimiento de los casos de desaparición forzada.

En entrevista con El Heraldo Digital, Ceci Flores explica que este colectivo comenzó cuando ella misma pidió ayuda en una página de Facebook para salir a las calles a buscar a sus hijos, pero ante la respuesta negativa de quien se encontraba detrás de ese perfil ella convocó, en su cuenta personal, a cualquier madre que quisiera unirse para crear una brigada de búsqueda y lo que comenzó siendo un post que pudo haberse perdido en la inmensidad del Internet, se convirtió en todo un movimiento social cuando cientos de madres y familiares la contactaron para contarle su historia y apoyarla en las búsquedas de campo.

La desesperación es la que te lleva a hacer todo eso […] sabía que tenía que ser yo la que debía salir a buscar a mis hijos, porque si no los busco yo, nadie los va a buscar, explica Ceci Flores.

El propósito principal del colectivo es encontrar a sus seres queridos y exigir justicia por los crímenes cometidos en su contra. Para lograr esto, las Madres Buscadoras de Sonora han realizado búsquedas en campo, recorriendo desiertos, ríos, montañas y demás zonas inhóspitas en busca de restos que puedan pertenecer a sus seres queridos desaparecidos. Además, han llevado a cabo manifestaciones y reuniones con autoridades para exigir la atención adecuada a sus casos.

Acuerpada por madres y familias que conocían muy de cerca su dolor, Ceci ha continuado avanzando desde entonces, pero ahora más fuerte, más valiente, más segura… más incansable. Desde el momento en el que el colectivo comenzó a llamar la atención de las personas, Ceci se vio expuesta a una serie de amenazas sistémicas con las que vive diariamente, pero lejos de frenar su búsqueda la alimentan porque sabe que sus corazones lo merecen.

Siempre estoy con temor, con miedo de lo que me vaya a pasar, pero tengo que seguir luchando porque mis hijos tienen el derecho de seguir siendo buscados, afirma con seguridad.

La lucha de las Madres Buscadoras de Sonora es considerada como una resistencia ante la ineficacia del Estado mexicano para investigar y resolver los casos de desaparición forzada en el país, su lucha es un ejemplo de la resistencia de las mujeres en México ante la violencia y el nulo actuar de las autoridades.

 

En cada brigada de búsqueda, las madres y familiares avanzan lentamente por el desierto, llevando a cuestas herramientas como picos, palas y la llamada “varilla de la vida” que es su indicador principal para localizar algún resto. Ceci explica durante la entrevista que esa varilla es enterrada en la tierra y si al salir se percibe algún aroma en la punta que fue introducida, comienzan a excavar en ese lugar ya que el olor es la prueba de que el cuerpo sin vida de alguna persona desaparecida fue enterrado ahí, esperando a que la tierra lo ocultara hasta desaparecer.

Cada vez que esa varilla registra algún olor y los picos comienzan a romper la tierra, Ceci explica que una sensación extraña invade a quienes se encuentran trabajando ahí, ya que la victoria de poder darle una explicación final a las familias de los desaparecidos es significado de alegría, pero al mismo tiempo el dolor de saber que entre esos restos abrazados por la tierra no están sus hijos, hace más grande la desesperanza.

El proceso de la búsqueda ha sido muy doloroso y satisfactorio, hemos logrado recuperar a muchas familias, pero la lucha por encontrar la nuestra, a los que nos faltan en casa aún sigue, declara Ceci.

Su trabajo es completamente autónomo, por lo que se sostienen con las donaciones solidarias que la sociedad civil les hace por medio de su página oficial, con el dinero recaudado compran comida, gasolina y herramientas con las que pueden continuar sosteniendo las actividades del colectivo.

Así mismo, Ceci Flores explica que el reconocimiento que les ha llegado por parte de revistas y organizaciones (como en el reciente caso de la madre buscadora María Herrera Magdaleno) no sirve de mucho ya que esto sólo las reconoce, pero en realidad no aporta nada a las búsquedas y, mucho menos a las desapariciones que continúan creciendo.

Solamente formamos parte de una televisora, de una radio o de una revista, pero es algo que de todas maneras no cambia nada en el gobierno, entonces nada más es como el reconocimiento y ya, argumenta la madre buscadora.

En México, la desaparición forzada es una grave problemática que ha dejado miles de personas desaparecidas, muchas de ellas víctimas de la violencia de grupos criminales o de la propia fuerza pública. Sin embargo, la respuesta del Estado ha sido insuficiente, tanto en la prevención de estos delitos como en la atención a las víctimas y sus familias.

De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), en el año 2022 se registraron 109 mil 516 personas bajo esta condición, lo que significa que 28 personas desaparecieron diariamente, siendo Jalisco la entidad que más casos reporta.

Durante el inicio de la administración del presidente López Obrador, en 2018 se reportaron 419 personas desaparecidas y no localizadas, en 2019 la cifra aumentó a 9,772 y en 2020 hubo un leve descenso a 9,147; con estas cifras, el número total de personas desaparecidas y no localizadas durante los cuatro años de su mandato supera al registrado durante las administraciones de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, a pesar de que este último inició la llamada guerra contra las drogas, la cual según expertos de la ONU, fue el comienzo de la crisis humanitaria en el país.

Aunque se han cambiado de gobiernos, todavía no tenemos apoyo en la búsqueda e investigación de nuestros desaparecidos. Creo que es un tema tan sensible que nadie quiere tocar, les incomoda, afirma Ceci.

Ante estas alarmantes cifras, el presidente ha justificado el aumento en el número de casos debido a cambios en la forma en que se registran, ya que antes no se hacía de la manera correcta, por lo que se perdían muchos.

Por su parte, Ceci explica que durante sus años de búsqueda ha conocido a muchos policías dispuestos a ayudarla genuinamente, pero muchos de ellos se encuentran con las “manos atadas” ya que arriba de ellos existen autoridades más grandes que les impiden seguir avanzando, lo que frena sus posibilidades y las pone en un terrible peligro al saber que son las mismas autoridades quienes posiblemente se encuentran detrás de su dolor.

He conocido a compañeros muy sensibles a nuestra, como esas personas que arriesgaron su vida por salvar la mía, pero lamentablemente tienen otros mandos metiéndose que les dicen “hasta aquí puedes ayudar y de aquí no puedes avanzar, reclama Ceci.

Es así como Ceci lleva años recorriendo desiertos para encontrar la paz que sólo el encontrar a sus hijos le puede dar, sus días transcurren en su refugio que se mantiene secreto por motivos de seguridad y cuando es un día de búsqueda, las mismas emociones la invaden hasta que las horas pasan y sólo queda esperar a que llegue la siguiente brigada para continuar vertiendo sus esperanzas en la tierra, una tierra que se volvió (sin quererlo) cómplice de la violencia que diariamente continúa dejando sillas vacías en muchos hogares.

Con información de: El Heraldo de México

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