Temo a los payasos.

Temo a los payasos.

 
La lluvia no cesa en la zona sur, desde los Tuxtlas hasta Coatzacoalcos, pareciera que el cielo llora el mes más violento en lo que va de 2016. Van 32 homicidios y contando, apenas el fin de semana la funesta noticia del hallazgo de los restos de estudiantes de la UV, había sacudido a la sociedad Veracruzana. El lunes no se quedó atrás, seis cuerpos abandonados en los linderos de la carretera Santiago Tuxtla-Isla.
La zona se ha vuelto el tiradero favorito de la delincuencia, incluso de otros lados vienen a dejar cadáveres y ante el asombro de la gente, no hay autoridad, retén o patrullaje que pueda detectar el tránsito de las cuadrillas delincuenciales que siembran el terror en el Estado.
Para colmo no es ese el único terror que nos ocupa, está también el miedo a los payasos, y no me refiero a la ondeada de videos de chamacos disfrazados de payasos que agarran hacha o machete y salen a las calles a querer asustar caminantes nocturnos. Esos no dan miedo, dan lástima por ignorantes, por desconocer que es una moda que además sirve de campaña al próximo estreno de la adaptación cinematográfica de “It”, la novela de horror del escritor Stephen King.
Los que dan miedo son otros payasos y otras campañas, y las guerras sucias por venir, y la gente que se pueda confundir, creer e incluso hasta votar por el payaso más nefasto de todos.
Temo a los payasos.
Yo también temo a los payasos, y no, no es payasada, yo también temo a los payasos que sin cargo ni nada que justifique la repentina preocupación por el pueblo, ahora vienen a darse aires mesiánicos.
Le temo a los payasos que ríen, pero que se ríen de nosotros cada que se acerca un periodo electoral, esos que con descaro se levantan una mañana con las ganas de “ayudar al pueblo” y de paso buscar una candidatura, nomás porque pueden y quieren.
Esos payasos de pies chicos y zapatos grandes, tan grandes que no los pueden llenar, pero engañan al pueblo y los impresionan con el pisotón que le dan a uno que otro camino rural, aplanando la rodada y luego presumiéndose benefactores.
Me dan miedo los payasos que maquillan la ambición detrás de una sonrisa, los que cubren sus intereses propios y los disfrazan de bien común.
Malos chistes.
Y se viene la guerra de chistes, malos chistes, pero con buenos patiños; desde el chistosito que un día sale en el video dando gracias al payaso de tal, por haber hecho una buena obra, y que luego se cambia de maquillaje y peluca, para decir que eso fue de otro año y era agradecimiento para el payaso sonrisitas, y no para el payaso lagrimón.  Ah pero eso sí, cuando el payaso narizotas le ofrezca mejorarle el pago por su participación, seguro habrá un nuevo video en donde el dilema no sea SI VA o NO VA, por el contrario, el chiste será en ver ahora a quien adula o ataca, como buen patiño.
Payasos Multicolor.
A esos payasos hay que tenerles miedo estimado lector, a eso y no a los que salen con aterradoras máscaras y hachas, esos son la parafernalia absurda, producto de la nula originalidad que tienen algunos compatriotas, que solo copian las modas del vecino del norte.
De esos payasos le hablo amable lector, de los payasos electoreros, los que parece que aspiran a ser alcaldes más por nostalgia que por vocación, porque desde su primer intento de mostrarse populares y humildes, fallaron al grabarse en video desde otro estado, donde han preferido vivir porque su natal San Andrés Tuxtla no los merece. Si usted conoce al payaso del que hablo póngale la peluca, la nariz y el maquillaje, que en vista de sus payasadas, seguramente su traje será de todos los colores.
Gracias por esperar.
Y antes que esta ciudad se convierta en circo político aprovecho el espacio para agradecer, con seriedad y sin reparo, a todos mis amigos y lectores cotidianos que me insistían preguntando cuando volvía a escribir mi columna. A todos los que ahora me están leyendo y a los que leerán, gracias por esperar.
A pesar de mi autoexilio temporal, sumamente necesario para reacomodar mis actividades académicas, no me he mantenido al margen del acontecer político y en general noticioso. Eso que quede bien claro, no pasé por alto que no hubo fiesta de cumpleaños masiva en agosto, tampoco pasé por alto el reciclaje de argumentos y boletines justificando la escasez de agua en toda la ciudad, sobre todo cuando en mi colonia hemos estado 15 días sin agua y cuando llega solo es por lapsos de media hora (puro aire cobran en los recibos).
Sin embargo, debo confesar que, en esas vacaciones que me he tomado de la redacción constante, pude disfrutar de tener lo que muchos políticos no tienen en ciernes de la caída del Duartismo. Así es estimado lector, la paz interior, el disfrute de la familia y de otras actividades menos azarosas y más reconfortantes, como disfrutar de la convivencia con amigos, una rica crepa y un smoothie (sin temor al comercial, en La Bicicleta están de diez) y hasta estar menos tiempo en redes sociales y en el celular. Pero no me puedo ir con un “gracias” y ya, me despido con las acostumbradas preguntas incómodas.
Preguntas para molestar al vecino.
¿A los cuantos videos de campaña anticipada se considera delito electoral?
¿Cuántos agentes municipales se necesitan comprar para validar o desmentir a un político?
¿Quién en San Andrés Tuxtla, ha recibido descuento en su recibo de agua potable por las semanas enteras sin servicio?
¿Dónde estaba Claudia Acompa Islas, la noche del lunes 10 de octubre, mientras Santiago se inundaba?
¿Es constitucional que un empleado de confianza tome las decisiones de la Alcaldesa de Santiago Tuxtla, ante sus constantes y prolongadas ausencias?
¿A usted ya lo cargó el payaso?
¿De qué lado masca la iguana?
Sin duda alguna esta y muchas otras preguntas, esperan ser comentadas o contestadas así que no le piense, deje su punto de vista en nuestras redes sociales, nos leemos la próxima semana.
 

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