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Trump rompe el protocolo histórico que marca el traspaso democrático de la presidencia
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha afirmado en su cuenta de Twitter que no asistirá el próximo 20 de enero a la toma de posesión de su sucesor, Joe Biden. Se trata de una decisión sin precedentes en tiempos recientes -hay que remontarse al siglo XIX- y propicia una escena que sólo se ha visto cuando el presidente saliente había fallecido en el ejercicio de su cargo, como fue el caso de John F. Kennedy, Franklin D. Roosevelt, McKinley o Lincoln, entre otros.
https://twitter.com/realDonaldTrump/status/1347569870578266115?s=20
La toma de posesión de un presidente de los Estados Unidos es el acto más solemne de su mandato. El presidente del Tribunal Supremo le toma el juramento a las 12 del mediodía, hora de Washington, en la escalinata del Capitolio, la misma que han profanado estos días las huestes de Trump. Asisten el presidente anterior y las principales autoridades del país.
Con la mano izquierda sobre la Biblia y la derecha alzada, el nuevo presidente jura solemnemente ejercer el cargo de presidente de los Estados Unidos y «preservar, proteger y defender la Constitución de los Estados Unidos.
Acto seguido, después de las 21 salvas de cañón, el himno presidencial y el de los Estados Unidos, el nuevo presidente pronuncia su discurso inaugural, unas palabras que a menudo pasan a la historia. Si el tiempo no lo permite, el juramento se desarrolla en el interior del Capitolio. Este año, la ceremonia iba a quedar más deslucida por las restricciones que impone la pandemia.
Sólo tres presidentes se han ausentado de la toma de posesión de su sucesor, todos en el siglo XIX y en los tiempos más convulsos de la joven república. John Adams en 1801, su hijo John Quincy Adams en 1929 y Andrew Johnson, en 1869.
Trump promete ser la voz del descontento
Trump ha lanzado este mensaje en Twitter después de otro en el que promete en convertirse en la «gran voz de los «75 millones de patriotas americanos» que votaron por él.
https://twitter.com/realDonaldTrump/status/1347555316863553542?s=20
La ausencia de Trump en el acto de juramento de su sucesor, Joe Biden, no parece sorprendente después del asalto de sus seguidores al Capitolio el pasado miércoles, cuando los senadores ratificaban la elección del nuevo presidente demócrata. Un asalto, alentado por el propio presidente minutos antes, que desembocó en la escena institucional más humillante de la centenaria historia de la democracia en Estados Unidos.
No ha sido hasta hoy cuando el presidente se ha desmarcado de sus simpatizantes, ha reconocido su derrota electoral dos meses después de los comicios y ha asegurado una transición en orden. Pero estos últimos días de su presidencia aún pueden deparar sorpresas.
Presión para echar a Trump
Mientras los demócratas presionan para destituirle de urgencia, si su propio Gabinete no lo hace, el presidente le da vueltas, según informa The New York Times, a concederse un perdón a sí mismo en un acto que tampoco tendría precedentes y que colocaría a la presidencia americana en un terreno judicial y constitucional desconocido.
El único antecedente cercano es el controvertido perdón que el presidente Gerald Ford otorgó a su antecesor Richard Nixon después del escándalo Watergate. Una vez perdida su inmunidad, Nixon corría el riesgo de ser procesado por los tribunales federales.
La inmunidad presidencial dicta que sólo el Congreso puede juzgar y destituir a un presidente en ejercicio mediante el procedimiento conocido como impeachment. La otra opción sería que su vicepresidente y la mayoría del gabinete invocara la enmienda número 25 de la constitución que permite despojar por incapacidad de los poderes presidenciales al inquilino de la Casa Blanca.
Pero su vicepresidente, Mike Pence, que por fin se desmarcó de Trump tras el ataque al Congreso, no parece muy inclinado a recurrir a esta opción ‘nuclear’. Otros miembros de su gabinete dimitieron horas después de las tremendas imágenes que se vivieron en la sede del poder parlamentario del país. El vicepresidente Pence sí ha mostrado su disposición a asistir al acto inaugural de la presidencia de Biden.
El horizonte judicial de Trump
El futuro judicial de Donald Trump después de la presidencia está en el punto de mira de la fiscalía federal que investiga el asalto al Capitolio que terminó con cinco personas muertas y decenas de detenidos. No es el único caso que se le puede abrir al presidente.
No obstante, su sucesor, Joe Biden, había dejado claro que no pensaba someter a la persecución judicial a la anterior administración. O al menos esa era su intención hasta el asalto a la colina de Washington donde se asienta la soberanía popular de los Estados Unidos.
Fuente/NIUS