Una separación siempre duele… y más cuando de manera estúpida se da… estábamos felices en estas vacaciones… paseamos por el puerto, por Boca del Río… todavía rompimos a las risas mudas cuando en el desayuno, leemos el mensaje de don Alfonso Salces a mi mensaje en la noche del domingo que decía así:
“Oiga, nos quedamos en Boca del Río a pernoctar y nos dicen en el Hotel que mañana (lunes), a partir de las nueve de la mañana, suspenden el servicio de electricidad durante todo el día pues la CFE hará labores de mantenimiento en las líneas eléctricas.
Cuando bajo a preguntar más detalles del caso con el chavo que atiende en administración, me dice que según tiene entendido que no habrá luz ¡en todo Boca del Río! y que en el hotel harán uso de su planta local y que sólo pedirán al huésped que utilicen el servicio de electricidad en lo básico. Bueno, esto es como mi columna, un chismecito! Buena noche! Chava”.
Su respuesta la vi en un mensaje publicado en el Notiver que más o menos decía así: “El dueño es Gilberto Bravo Torra y a lo mejor Fidel no mandó para pagar la luz”. Leer el mensaje y voltear para ver que el susodicho está tomando una coca (¡tan temprano!) mientras platica con el gerente, hace que ahoguemos una carcajada… pero eso era antes de la separación. Por eso no puse el mensaje de don Alfonso tal como fue, pero sí como lo recuerdo. Incluso, quise hablar con mi suegra porque a ella se le quedó el periódico donde está el mensaje, pero recuerdo que por esa separación, no puedo hablarle…
PARÉNTESIS EN MEDIO DEL DOLOR: Por cierto, a quienes gustan de andar con sus mascotas, en el Índigo (con tarifa de por medio) las aceptan con sus respectivas restricciones, como no meterse en la alberca, no entrar al restaurante y no dejarla sola en la habitación… FIN DEL PARÉNTESIS
Pero… ¿cómo se dio el problema? Muy fácil… odio las piscinas… odio las albercas… odio los balnearios… odio los ríos, las lagunas, los lagos, los mares… todo lo que implique que me moje… pero a mi sobrino, niño de cuatro años, le encanta nadar, sumergirse en las aguas, bucear… entonces la Mujer me dice: “acompáñalo a la alberca”… mis respuestas son siempre cortas: “no”… ella responde con otra pregunta: “¿Por qué?”, aunque por lo regular ella sabe lo que viene cuando respondo así: “porque no quiero”… pero sé que es el inicio de una retahíla de argumentos totalmente inaceptables para mí, pero atosigadores, como “venimos a divertirnos”, “es por el niño”, “le gusta divertirse contigo”, “eres un aburrido”, “trata de ser amigable”, etcétera, etcétera, etcétera… y con tal de no seguir escuchando tanto y tanto, lanzo una última esperanza: “¡no traigo traje de baño!”
Su respuesta es un “short” de pierna larga (aunque suene absurdo eso de “short de pierna larga”) que uso para correr… salgo resignado hacia la alberca…
Por cierto, para esa hora, la planta de energía local empieza a funcionar en el Hotel… no sé si haya sido en serio eso de que todo Boca del Río no tendría servicio de energía. Echo un vistazo a las noticias en mi celular… me encuentro con un comentario de Víctor Ochoa sobre el Acuario de Veracruz, que se había suspendido la actividad por este día… algo había ocurrido porque un perito estaba en las instalaciones de ese lugar… ¡al fin que ni queríamos ir!
Llego a la alberca. Todavía veo que Gilberto Bravo hace un recorrido por las instalaciones del hotel. Me despojo de mi calzado, de mi camisa (sumo la panza… tengo vientre pero tengo más orgullo), me despojo de mi reloj, toco el agua… ¡tibia! me sumerjo cual tritón, cual delfín, cual pinche Aquamán y emerjo cual “El Nacimiento de Venus”, de Botticelli, ¡todo yo! bello, tratando de impresionar a las presentes, cuando de repente, ¡oh oh!, mi mente empieza a trabajar rebobinando mis últimas acciones… llegué a la alberca, me quité el calzado, la camisa, el reloj… ¿y el celular? ¡lo traigo en el bolso de ese short! meto la mano al agua y lo siento… salgo de inmediato pero… ¡intento darle respiración de boca a boca, pero no la encuentro! trato de ver si hay movimiento en su pecho, pero no lo percibo… ¡no hay señal de vida! ¿aplicar el RCP? ¡Qué! El hecho de que no me guste el agua no implica que no sepa nadar o primeros auxilios ¡No!, ¡RCP no! Mejor lo despojo de su armadura contra golpes… ¿por qué no fue mejor contra agua? ¿Por qué? pero todo es demasiado tarde… ya no prendió.
La Mujer no se molestó… ella sí aplicó los primeros auxilios al celular… lo metió a un recipiente con arroz y me dice que sólo queda esperar… ¿cuánto tiempo?, pregunto… No sabe… sólo hay que esperar. Y así fue como quedamos separados del facebook, del whatsapp, de la modernidad… de la tecnología… ¡qué bueno que no cazo “pokemones” porque entonces sería el acabose de no tener celular!
PD La mujer me dice que esta noche hay que esperar a los chinos a que se coman el arroz y hagan su trabajo.