La disputa por la candidatura a la gubernatura, al menos en el PRI, deja espacio para que otros suspirantes se muevan y caminen con sigilo… Nos referimos a los que han de buscar una silla el próximo año en el Palacio de Encanto. En el caso del PRI, aparecerán varios, muchos… y es posible que se den los clásicos jaloneos, disputas y rencillas que al final del día, terminan en esa famosa unidad priista… pero, qué pasa cuando en un punto, la desconfianza y el recelo han sido sembrados entre los priistas ¡por el mismo primer priistas del estado!
II
En el Puerto, a ojo de buen cubero, podemos contar a cinco personajes de la política local dentro del PRI que empiezan a hacerse o hacerlos notar… Ahí les van:
- a) Marlon Ramírez Marín, quien muchos aseguran que estaría preparando un salto doble mortal sin red de protección, pues de la curul intentaría pasar a la alcaldía porteña. Lo vinculan a Carvallo Delfín y con la derrota de Anilú Ingram. De eso hablaremos más adelante.
- b) Mariana Sánchez Cano, oficial del Registro Civil desde Jon Rementería a la fecha. Es relacionada directamente con Fidel Herrera Beltrán.
- c) El regidor Pablo Zurita, «apadrinado» por Víctor Flores Morales, líder ferrocarrilero.
- d) Sheila Flores, lideresa nacional de las Mujeres Jóvenes del PRI, de quien se dice que cuenta con el respaldo de Guillermo Deloya Cobián, titular nacional del Icadep.
- e) Daniel Galindo, ex secretario del Ayuntamiento que preside Ramón Poo Gil… amigo de Marlon Ramírez, José Pérez Kuri y un montón de flota que surgió en los años dorados del PAN cuando asentó sus reales durante muchos trienios en el poder y el PRI era oposición. Es de los que les tocó probar las hieles de las derrotas.
III
En el 2012, Oliver Aguilar Yunes ya sabía que había perdido la elección. Convocó a todos los que participaron en su campaña ¡a todos! y celebraron una comida. Sí, había desencanto, había tristeza, los sentimientos propios de una derrota, pero Oliver Aguilar se levantó, tomó la palabra y a la vez que aceptaba que “perdimos” (no él, sino todo el equipo, el partido, y sí, incluso, hasta el poder en el Gobierno), acotó: “¡pero somos priistas! ¡seguimos adelante!”
En este 2015. Ese domingo, el día D pasado, mando un mensaje a una candidata: “¿Hay manera de revertir la tendencia?”. Me responde que no y acepta su derrota.
Efectivamente. Elizabeth Morales no buscó culpables ni responsabilizó a nadie. Pudo haber hecho una serie de señalamientos y muchos de ellos pudieran caber en la lógica, pero hizo otra cosa mejor: aceptó la decisión del electorado.
En el mismo caso se puede tasar a Carolina Gudiño.
Anilú Ingram no ha hablado pero pareciera que lo hizo en boca del Gobernador cuando éste responsabiliza a “los enanos” que hicieron tropezar a la candidata, entre ellos Daniel Galindo y Marlon Ramírez.
IV
La lógica es simple y siempre pensé que el Gobernador se había ido de boca cuando responsabiliza a esos “enanos” y alguien incluye, entre otros, a Daniel Galindo y Marlon Ramírez.
En el remoto caso de que el Gobernador tuviera razón, diría que estos dos, Marlon y Daniel, entre otros, no se mandan solos… Daniel estaba bajo las órdenes de Ramón Poo y Marlon de… de… ¡claro! de Javier Duarte. ¿Se habrá pegado solito un tiro en la pata el Gober?
V
Ha pasado un mes de aquella elección. Quizás sea tiempo de analizar en frío, sin vísceras y evasiones, las causas de la derrota que hubo, ya sea en el PAN, PRD o PRI.
Es posible que sea buen momento para pensar, en el caso de Veracruz, en el caso de Anilú, cuántos votos hay de diferencia de cuando fue diputada local y ahora en esta contienda; pensar si realmente afectó ese compromiso firmado ante notario de no dejar el puesto; quizás hasta el mismo hecho de que no apareciera Luz Baxzin en la boleta y sí Sheila Flores… quizás sea el momento de asumir más que evadir o deslindarse de responsabilidades; y así como el porteño tomó una decisión, quizás Anilú deba mostrar un poco de sencillez, humildad y dignidad, y decir: “Perdimos… el pueblo decidió”.
Eso sería un buen principio para cerrar esa herida, cicatrizar el daño provocado al interior del PRI porteño con señalamientos de “enanos” y “tiros en el pie”, ¡claro! eso si el PRI no desea volver a eternizarse como la “oposición” que durante trienios y trienios vivió en el Puerto, cuando hasta los mismos priistas se avergonzaban de decirse priistas en un mundo azul.